martes, 14 de septiembre de 2010

El fin de una era

Leo comienza hoy el cole. Y Bruno mañana hará lo mismo con la escuela infantil. Estos acontecimientos señalan que mi excedencia ha finalizado, aunque todavía esté decidiendo si voy a escribir un diario sobre mi experiencia o no. He tardado demasiado en decidirme y, de nuevo, el tiempo ha ido avanzando sin pedirme permiso hasta decidir por sí mismo.
Se acaba, con el comienzo de mis hijos, casi un año consagrada a mi familia: estar con ellos, preparar comidas ricas y disfrutar al máximo de la vida a otro ritmo. Casi un año sin ansiedad, sin prisas, sin frustraciones (pocas, pocas). Casi un año fácil y amable lleno de descubrimientos.
Y ahora tocará recuperar las cosas donde estaban antes de que llegara este bendito paréntesis. De nuevo ir al trabajo cada mañana y hacer que una hora valga por dos, coger el coche, luchar por sacar adelante proyectos en los que creo poco o nada, comer deprisa y mal en algún hueco y desear que la hora de ir a jugar al parque llegue lo antes posible.
Acaba una etapa, una etapa feliz. Espero que todo lo que he aprendido estos meses haga que lo que está por llegar sea pan comido. No puedo olvidar lo que he experimentado, la confianza en la vida que surge cuando crees al 100% en lo que haces y te entregas a ello.
Acaba una era. Que empiece otra.