jueves, 15 de agosto de 2013

Recuperación del síndrome de Penélope

Tras acabar la manta... pasó algo insólito. Llegó el fin de curso, que va siempre asociado a fiestas, planes fuera de casa, maletas y estrés. Sin embargo, mi cabeza se había llenado de ideas y no podía parar de hacer... Supongo que todo el tiempo de más que le había dedicado a la manta había funcionado como un tapón que había impedido que otras ideas se materializaran. En fin, se trató solo de un par de semanas, pero me sorprendió mi capacidad para encontrar, entre la vorágine de dejar una casa para ir a otra, de acabar las clases, de los plazos en el trabajo... para encontrar, decía, el momento de sacar agujas, tijeras, lo que tocara, y hacer. Apenas tengo fotos que demuestren mi extraordinaria productividad... pero creedme, más allá de esto que veis, hice un camisón, un visillo y 5 cojines para el jardín. ¡No es broma!