El día ha amanecido claro pero poco a poco ha ido oscureciéndose. Se ha levantado un viento tenaz que inclina persistente las ramas de las hayas y los alisos. Al llegar a casa a primera hora de la tarde todavía ganaba la luz. Ahora se ha hecho fuerte el gris y el aire. Hemos tenido incluso que anular el estreno de la barquita. Nuestra experiencia de marineros de secano nos decía que el mar estaba más embravecido que acogedor.
Hoy hemos visitado los lagos de Stordalen Fjellstove. Allí sí que estaba el cielo profundamente gris. Nos hemos comido los bocadillos a la orilla del lago pero se nos helaban las manos del viento frío que soplaba. Una profunda melancolía se me ha echado encima. ¿Será posible que eche en falta el sol y el calor que dejamos en casa?
Hemos parado en el supermercado a comprar patatas para hacer una tortilla. Las gallinas ponen 4 huevos al día y no nos da tiempo a comérnoslos todos. El caso es que me he puesto con mi nostalgia y el cielo oscureciéndose por momentos a pelar patatas. He dejado que Spotify me sorprendiera con la lista de "Descubrimiento semanal" y, efectivamente, me ha sorprendido. ¿Alguien sabe cuál es el algoritmo que selecciona las canciones? Como si Spotify pudiera saber de mi nostalgia de sol y calor en estas tierras del norte ha empezado a lanzarme, una tras otra, canciones de Lolita, Lola Flores, Los Amaya.. Menuda estampa, ahí estoy yo, pelando patatas y friéndolas en aceite de oliva virgen extra traído del sur mientras El puchero del hortelano versiona La quiero a morir. Cuando ha aparecido Amigos de Ginés cantando El adiós no quedaba en mí ni un ápice de nostalgia y he parado la reproducción de la lista. El gris del cielo me parecía el mejor color del mundo y la lluvia que cae ahora con energía, una alegría. La tortilla, por supuesto, la disfrutaremos igualmente. A ver con qué me sorprenden la próxima vez.