domingo, 25 de mayo de 2014

Ayer

Ayer pasé el día en el taller de fotografía culinaria que imparte Heva, de tarjeta d embarque. Resultó un día muy agradable, en compañía de dos mujeres fantásticas de esas a las que, personalmente, me resulta fácil admirar. Sí, lo confieso abiertamente y sin ningún pudor: admiro a las personas que, como Heva y Magdalena, son capaces de meterse de lleno en algo. Ya he dicho por aquí que yo soy más bien buceadora de superficie, que me gusta ver de todo desde arriba, a cierta distancia, pero que lo de adentrarme en las profundidades oceánicas no va conmigo. Pues bien, todo aquel que tiene la capacidad de sumergirse profundo, profundo y más profundo, cuenta con toda mi admiración. Y ayer me topé con dos. La fotografía culinaria no es lo mío, pero el concepto bodegón me parece más que interesante, así que pasé un día fantástico, divertido y enriquecedor en el que aprendí un montón de cosas. Uno de esos días en los que regresas a casa con el corazón henchido de energía y con ganas de que no se acabe el día para poder continuar y poner en práctica todo lo que has aprendido.