domingo, 28 de junio de 2009

Chupópteros

Anoche, una antigua amiga del colegio me decía que ella había llegado a la conclusión de que todos los hombres eran unos chupópteros con respecto a las mujeres. Que las mujeres somos dóciles y cedemos por afán complaciente nuestros espacio ante los hombres. Yo le decía que quizás estuviéramos más predispuestas a ello de jóvenes, pero que al madurar tomábamos conciencia de lo importante que es estar contectadas con nosotras y respetarnos. Mi antigua amiga defendía la tesis de una de las protagonsitas de Arlington Park, pero con más suavidad: los hombres son todos unos asesinos de mujeres. Quizás, al madurar, pasen de ser chupópteros a asesinos de mujeres.
Por otro lado, también se dice que no hay asesinos sino víctimas. Puede que haya víctimas porque las mujeres no hemos abandonado del todo la posibildiad de serlo. No estoy hablando de una guerra abierta entre sexos sino de aprender a crecer en pareja, y en igualdad. Creo que las mujeres deberíamos respetarnos más desde el principio, estar atentas a nuestras intuiciones y sensaciones, a nuestros deseos de libertad, a respetar nuestros espacios. Si mantenemos esa conexión con nosotras mismas abandonamos del todo el lugar de la víctima.
Se trata, en definitiva, de límites. Dónde está la frontera entre lo que me nutre y lo que me mata. Y solo hay una posilidad, la de escucharse sin prejuicios y con atención, y actuar en consecuencia.