lunes, 8 de octubre de 2012

Huérfana

Con el fin del verano y la vuelta al cole (la de todos) se retoman también las costumbres de meses atrás: trayectos en coche a la misma hora, series de televisión, temas de conversación compartidos a la hora del café, programas de radio, voces conocidas, melodías evocadoras, lecturas...
Es habitual que año tras año las programaciones de radio y televisión sufran algún cambio con el inicio de temporada y la llegada de una nueva estación. Lo que está mal, y es a lo que nos hemos acostumbrado en España, es que un cambio de gobierno también sea motivo de cambio en esta programación de radio o televisión. Y esto es lo que ha pasado este nuevo curso escolar. Una vez más. Regreso a mis antiguos hábitos horarios y no encuentro a nadie de antes para que me acompañe en mis trayectos cotidianos: ni a Juan Ramón Lucas por las mañanas, ni a Toni Garrido por las tarde, ni a Ciudadano García o Carne cruda a mediodía.
La verdad es que me resulta curioso darme cuenta de que, hasta el inicio del verano, en cada momento en que conectaba la radio tenía un programa, una voz, que con más o menos pasión me satisfacía, me aportaba, me nutría, con la que me identificaba. Nunca antes me había pasado esto de tener un programa de mi gusto en directo al otro lado de las ondas a cada momento: Ernesto Ekaizer algunas mañanas, o el parlamento de los oyentes según las horas. Javier Gallego o Ciudadano García en la vuelta a casa. Toni Garrido cuando la jornada de trabajo se había alargado.
¿Y ahora? ¿Qué se mantiene? ¿Que hay de nuevo? No se mantiene nada de lo que he citado. Todo es nuevo y nada me gusta. Por eso esta vuelta al cole, la de ahora, a la que ya casi nos hemos adaptado, me ha producido una honda sensación  de orfandad. No hay nadie de los de antes y lo que hay, está lejos de cumplir mis expectativas y necesidades informativas. Pero lo más triste es que los han silenciado, a todos, a cada uno de ellos. Los han silenciado por desvelarnos verdades, por invitarnos a la crítica de todo lo criticable, a la crítica coherente y bien informada. Huérfana sin esperanzas.