Soy buceadora de superficie. Con snorkel o a pulmón. Me sumerjo en la orilla, me alejo unos metros. Cotilleo entre el coral, me entretengo con las algas. Y sigo bordeando la playa sin alejarme demasiado. Porque cada vez que lo hago me espanta la oscuridad del fondo impalpable y del horizonte infinito. Es tan inabarcable que me quedo en la orilla. Y quién sabe si no se está incluso mejor en una piscina de juguete, en la que todo el universo se domina. Sï, nadadora de superfice, porque profundizar me asusta.