Sin sorpresa. Las estadísticas nos lo habían dicho ya desde hace tiempo. Pero tampoco necesitábamos que nos los dijeran. Se sabía, estaba en el aire. La calle Génova, con un 60% de los votos escrutados, baila al ritmo de "Saturday night". Supongo que les resuena al éxito de antaño que ahora se reedita. La mala noticia no es que gobierne de nuevo el PP, porque qué más da, en estos momentos de evidente sumisión de los poderes políticos ante el poder de los bancos, que gobierne el PP o el PSOE. El margen de diferencia en las acciones que emprendan unos y otros va a ser ridículo. Si no, ahí tenemos la reforma de la constitución impulsada y finiquitada por Zapataro. No, que vaya a gobernar el PP no es la mala noticia. Ya nos hemos acostumbrado al baile de la alternancia bipartidista. La mala noticia es que lo va a hacer con mayoría absoluta. Y eso es lo menos democrático que hay.
Sin embargo tengo el pálpito de que Rajoy va a durar poco... Si la prima de riesgo sigue subiendo y la presión sobre España sigue aumentando, no me extrañaría que impusieran en España un gobierno técnico como han hecho en Italia. ¿por qué no?
En fin, como la realidad tiene múltiples interpretaciones, más allá de la debacle del PSOE (barajan 108 diputados, la cifra más baja de su historia) la variedad de colores en el congreso parece asegurada.
Y este ha sido el 20-N, no ha habido milagro. El partido se ha jugado únicamente entre potenciales ganadores, entre los que tienen opción a ganar, porque no todos los votos valen lo mismo. La pantomima de "elije tu gobierno"es hoy más pantomima que nunca. Pero no por ello, he de confesar, deja de emocionarme el momento de dejar caer la papeleta en la urna. Durante unas décimas de segundo siento el vértigo del poder, de la participación, de la acción. Son solo unas décimas de segundo y es solo una ilusión. La papeleta cae y la realidad vuelve. Sin poder y sin voz.